La odisea gijonesa del cisne irlandés
|En 1955, el triste destino de un cisne que llegó desde Irlanda a Xixón mereció un lugar de honor en las portadas de EL COMERCIO. Una pareja de vagabundos lo había intentado vender para caldo en el Mercado del Sur
Si de un pollo sale un buen caldo, pensaron, ¿por qué no de un cisne? La estampa era de impresionar. Invierno del 55, Mercado del Sur. Una pareja mal vestida, despeinada, con la piel de la cara curtida de muchas noches a la intemperie y evidentemente dedicada al vagabundeo anunciaba a voz en grito, con la más pura convicción, que vendían a buen precio un cisne auténtico, aún vivo, para hacer de su grasa sopa, o ‘confit’, o lo que quisiera el mejor postor. A sus pies, el bicho: un hermoso cisne que había sido, en mejores tiempos, blanco, con la cabeza destrozada a golpes y medio cuerpo cubierto de petróleo, atontado y agonizante.
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